Parashá Yitro
“¡Quién puede golpear a sus padres!”
“El que pegue a su padre o a su madre morir, morirá.” Shemot 21:15
Esta es la Toráh que Presento Moshé ante los hijos de Israel. Si el hombre a través de su estudio y practica “logro refinarse” será para él un elixir de vida, de lo contrario será una droga de muerte. (Talmud Tratado Ioma 72b)
La Toráh desafía a cada generación en general y a cada individuo en particular a tomar conciencia de la disyuntiva que casi todos desean evitar: la confrontación entre el sistema altruista de vida y la percepción egoísta de la realidad, entre lo espiritualidad y lo carnal.
Lo que la ciencia dice con respecto a la crianza de los hijos en ocasiones enfrenta la Toráh, por eso es que nosotros como judíos navegamos contra corriente, contra el sistema muchas veces y el mundo no comprende nuestra forma de vida, pues en la Toráh tenemos muchos preceptos en los cuales se nos insta a enseñar a nuestro hijos para evitar transgresiones o llegar a los extremos que nos relata el versículo 15 del capítulo 21.
¡Quién puede golpear a sus padre!, pareciera una locura, sin embargo he visto niños pegarle a su madre, niñas golpear a su padre. No imaginamos que un niño pueda golpear a sus padres pues lo imaginamos solo para adultos golpeando a sus padres ancianos. Y los periódicos están llenos de estas noticias. Pero todo inicia en casa y siendo permisivos con los niños, haciendo fiesta de las malas conductas, vemos natural un berrinche, que patalee y golpee. Y pensamos “¡no! Esto no lo juzga Hashem es un niño”, mejor “Dialoga no impongas siempre tu voluntad”, esta es la disyuntiva que nos menciona el talmud.
La sabiduría del pueblo de Israel nos ayuda a enfrentar el presente y crear el futuro, y no es simplemente una reseña del pasado. La Toráh no es un museo que visitamos esporádicamente, sino el instrumento, la guía que ayuda al hombre a lograr una lectura lúcida y objetiva de su vida, Esto significa que la Toráh y los Mitzvot son efectivas cuando son aplicadas desde su perspectiva interior, desde lo espiritual, y no cuando se transforma en un medio para escapar de nuestras responsabilidades.
En el Pirke Avot encontramos que la responsabilidad de crear un buen hijo se atribuye al padre y la tristeza de tener un hijo necio se atribuye a la madre, como está escrito;
El hijo sabio alegra al padre, Pero el hijo necio es tristeza de su madre (Prov. 10:1)
El hijo sabio alegra al padre, Pero el hombre necio es deshonra de su madre. (Prov. 1520)
El Pirke Avot sigue diciendo que la Toráh prescribe que el hombre debe casarse y de asegurarse la perpetuación de la especie, A la mujer no le incumbe semejante obligación. Ella está libre de no contraer matrimonio si lo desea.
El hombre debe cumplir con su deber, y si sus hijos toman el camino del mal, tiene al menos el consuelo de haberse sometido al Mandamiento Divino, Si por el contrario Hashem en su bondad le concede hijos buenos, su alegría será tanto mayor. En cambio, la madre no experimentara ningún consuelo si tiene hijos pecadores, ya que la obligación de perpetuarse no existe para ella. Por lo tanto, su dolor será doble, en cierto modo. Por eso dice Shlomo Ha Melej, “El hijo sabio alegra al padre, Pero el hombre necio es deshonra de su madre”,
Así pues, la madre cuyos hijos viven de acuerdo a los preceptos de Hashem, lo toma con más tranquilidad (que el padre) ya que a fin de cuentas, la finalidad de su casamiento no fue otra que la de engendrar hijos virtuosos. De esto enseñaron los Talmid de Rabí Iehoshua de Natzrat:
Pero será preservada (la mujer) mediante la procreación, si permanecen con modestia en la fe, el amor y la santificación. (1Tim. 2:15)
Pero si el hijo tiene una personalidad tan eminente que su madre puede ser llamada Bendecida, ¡la felicidad del padre será aun más grande!, por esta escrito en nuestros libros:
Exclamó a gran voz, y dijo: ¡Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre!
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