Reflexiones de Purim
A propósito de Purim
Se acerca la fiesta de Purim y debemos
prepararnos pues esta fiesta es de total alegría y felicidad, pero tiene algo
que recordarnos, nuestra salvación como pueblo, como nación. Esta fiesta nos
recuerda que somos un barro en común, nos recuerda nuestro compromiso con El
Eterno, con nosotros mismos y con nuestros semejantes.
En esta fiesta se practican las mitzvot
relacionadas con el intercambio de porciones comestibles entre amigos (mishlóaj
manót) y la entrega de dádivas a los pobres (matanót laevioním) sirven para
conmemorar la gran salvación que obtuvo el pueblo de Israel en los días de
Hamán, el malvado, a través de Mordejái y Ester, quienes fortalecieron los corazones
de todos los judíos de aquella generación promoviendo un intenso sentimiento de
amor y hermandad entre el pueblo ante la amenaza de su destrucción inminente,
cuando nuestro pueblo estaba llegando al polo muerte (Met) debido a esta gran
aflicción.
El Sefer HaTodaa dice estas palabras
hablando de Purim, este acontecimiento de unidad y amor de parte los judíos de
aquella época:” Cuando entre los judíos existe una profunda unidad,
incluso los malvados que se encuentran entre ellos se vuelven personas justas”,
Purim es una fiesta que nos recuerda esta profunda unidad en el acto de
intercambiar comestibles entre amigos y
dar dádivas a los pobres.
La fuerza de Amalek trae desunión,
separación del ser humano de la voluntad Divina, esta fuerza solo se manifiestas
en aquellos que están rezagados en el camino y que su relación con la
Toráh y los Mitzvot se ha debilitado,
Haman es la imagen de la maldad de Amalék. Este pensó que podía dividir y
debilitar al pueblo haciéndolo pecar. Cuando se manifestó una desunión entre
los judíos que habían pecado y aquellos que no, Ester dijo a Mordejái: Ve y
reúne a todos los judíos (Ester 4:16), con el propósito de convertir al pueblo
en una unidad como lo habían sido siempre, Hamán no podría subyugar siquiera a
aquellos que habían tropezado. Si llegara a atacar a uno solo, todo el pueblo
de Israel padecería el dolor.
Dijeron nuestros Sabios respecto de
Iaacov: “La unión de sus hijos lo salvó de las manos de Eisav” (Bereshit Rabá
84). Siempre que los Hijos de Israel nuestro pueblo, se vean amenazados por Esav
y Amalék, la única forma de lograr la salvación es uniéndose y fortaleciendo el
amor y la hermandad entre ellos.
Debemos tomar ejemplo de los judíos de
aquella época los cuales se unieron para proteger sus vidas y gracias a ello
fueron salvados. De la misma manera cada uno de nosotros tenemos el deber de
fortalecer nuestra unidad interna para que nuestros enemigos no puedan ejercer
dominio sobre nosotros.
Así pues la fiesta de Purim es un momento
propicio para fomentar este sentimiento de unidad, hacer de esta unidad lazos
más fuertes entre nuestros hermanos, por eso se hacen más importantes los mitzvot relacionadas con el intercambio
de porciones comestibles entre amigos (mishlóaj manót) y la entrega de dádivas
a los pobres (matanót laevioním). Aumentar el amor fraternal entre el pueblo y
fortalecer nuestro sentido comunitario, para que de esta forma el poder de
Amalék no pueda dominar a Israel.
Nuestros maestros documentaron este tipo
de unidad que no era exclusivo de la fiesta de Purim sino como dijimos antes, Israel
se ha caracterizado por ser siempre una Ejad, es su naturaleza, el texto dice:
“Todos los que habían creído estaban
juntos y tenían todas las cosas en común; vendían todas sus propiedades y sus
bienes y los compartían con todos, según la necesidad de cada uno. Día tras día continuaban unánimes en el templo
y partiendo el pan en los hogares, comían juntos con alegría y sencillez de
corazón, alabando a Dios y hallando favor con todo el pueblo. Y el Señor añadía
cada día al número de ellos los que iban siendo salvos.” (Hchs, 2:44-47)
Nuestro Propósito en esta fiesta es
propiciar esta unidad, para que de esta forma Amalek no pueda dominar nuestra
comunidad, no pueda dominarnos, cerrandole las puertas con la hermandad, la
fraternidad y amor entre nuestros hermanos, tener un sentimiento de comunidad
en el cual nos apoyemos los unos a los otros, como dijo Rav. Shaúl:
1Co 12:26
Si un miembro sufre, todos sufren con él; y si un miembro recibe
honores, todos se alegran con él.
Este es el sentido de comunidad, no
simplemente el regalar un plato de comida (mishlóaj manót) o la entrega de
dádivas a un necesitado, (matanót laevioním), como un ritual vano y vació ¡no!,
sino sentir su dolor, su necesidad, como está documentado por nuestros
maestros:
Gal 6:2 Sobrellevad los unos las
debilidades agobiantes de los otros y así cumpliréis la ley como explicada por
Mashiaj.
La desunión, la división, trae como
consecuencia el pecado, las contiendas los pleitos, la habladuría, y eso nos
debilita como pueblo, como personas, somos presa fácil de Amalek como
manifestado en Haman en la fiesta de Purim, Israel estaba ya sentenciado a la
muerte, pero su capacidad de unión los libro de la muerte.
Quiera El Eterno que
podamos alcanzar esa unidad, preocuparnos por los demás, si están enfermos, si
están angustiados, etc., creando así lazos fuertes, evitando la asimilación, la
búsqueda de ayuda fuera de la Toráh para solucionar los problemas, ayudándonos mutuamente
para no desaparecer.
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