Editorial: La Hospitalidad
La Hospitalidad
Abre
tu casa a
la hospitalidad; considera
a los pobres miembros
de tu familia… (Pirke Avot 4:1)
No solo a los sabios recibirás en tu
casa, sino también a los pobres y los viandantes (Rabí Shimon ben Tzemaj Duran,
Magen Avot). (España 1.361-1.444, a
causa de las persecuciones se desplazó a Argelia).
Hay personas que son consideradas
caritativas, que sus bolsillos están siempre abiertos para ayudar a los
indigentes y necesitados pero fuera de sus hogares, dentro de sus cuatros paredes
no quieren ser molestados. No obstante la situación de nuestro país la
delincuencia y la rapiña en la que se encuentra, debemos creer siempre en el
ser humano, nuestros maestros hablaron de esta temática en sus escritos “Así
que entonces, hagamos bien a todos según tengamos oportunidad, y especialmente
a los de la familia de la fe” (Gal. 6:10). Al tomar esta decisión es muy
importante tener la seguridad de que quien entre a tu casa sepa recibir esta
bendición, el texto nos llama a la reflexión y dice que principalmente a los de
la familia de la fe, a nuestros propia familia, hermanos, amigos, que en su
momento están pasando por necesidad.
Rabí Iehoshua dijo en una oportunidad
“Y dijo también al que le había convidado: Cuando ofrezcas una comida o una
cena, no llames a tus amigos, ni a tus hermanos, ni a tus parientes, ni a tus
vecinos ricos, no sea que ellos a su vez también te conviden y tengas ya tu
recompensa. Antes bien, cuando ofrezcas un banquete, llama a pobres, mancos,
cojos, ciegos, y serás bienaventurado, ya que ellos no tienen para
recompensarte; pues tú serás recompensado en la resurrección de los justos.”
El texto antes mencionado se refiere al trabajo social que debemos hacer, a
llevar de lo que tenemos a otros, a convidarlos de las ricas bendiciones que
Dios nos ha dado, al contrario no significa que tu dejes a tu familia sin comer
por esta causa, claro que no.
En una oportunidad un joven Árabe fue
becado en la universidad de Hebrea de Jerusalén, parte de la beca era hacer
trabajo social, compartir con alguna persona de capacidades especiales, un
Israelí que tenia paraplejia. La única forma de aprender es compartir con aquel
que lo necesita, invitarlo a tu casa y compartir de tu comida, de tu familia,
de tu paz en tu hogar, no te imaginas cuanto bien les hace esto a las personas.
Que caso tiene como dijo el maestro invitar a tus amigos que luego devolverán
el favor, es aquel que no te puede pagar el que lo necesita. Muchas personas
son inspiradas por la convivencia de nuestras familias al adentrarse en nuestra
casa.
Nuestra sociedad ha caído en un
sentimiento de indiferencia al dolor ajeno, al punto de no importarle si muere
o no, si come o no, si tiene frio o no, se ha endurecido el corazón, a tal
punto que por una “mala cara” lo pueden matar.
Actuamos con tanta indiferencia que
cuentan de una ocasión en la que un individuo esperaba el bus con mucha gente
con él, al cabo de unos largos minutos el bus llego y todos subieron, en ese
instante comienza a llover y todos muy contentos porque no se mojarían. Más
adelante se encontraba otra para de bus con el mismo número de personas
solamente que estas trataban de cubrirse de la lluvia y cuando llego a esta
para el bus todas las personas que habían subido unas cuadras antes y
principalmente nuestro personaje, empezaron a gritarle al piloto del bus que
continuaran que ya iban llenos, pues ellos no se habían mojado y en ningún
momento pensaron en los afuera si se mojaban, no les importaba dejarlos y que
se mojaran, por esto fue condenada Sodoma y Gomorra, por la crueldad de sus
habitantes. Así somos los seres humanos, cuando ya estamos bien y hemos logrado
lo que queremos nos olvidamos de aquel que no tuvo las misma oportunidades que
nosotros.
El hombre fue creado a Imagen y
semejanza de Dios pudiendo utilizar su capacidad de elección para ayudar a
otros, para hacer sentir bien a otros,
no se trata solo de dinero, sino de comprensión, atención, no está de más un buen banquete pero no lo es
todo.
El nivel más alto de la hospitalidad
(ajnasat orjim) es hacer que los pobres y necesitados se sientan como miembros
de la familia, la presencia de estos harán sentir al dueño de casa que es solo
un caminante en este mundo y que su hogar es solamente un corredor que lo
conducirá al "Olam - haba", (mundo venidero).
Oshia Meir
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