EDITORIAL PRIMERA SEMANA DICIEMBRE

¿Cuál es tu Prioridad?
Cuando nosotros descubrimos el camino de la Toráh interpretada por nuestra Rabino Iehoshua de Natzrat debimos comprender que este es un compromiso adquirido, es decir, ahora El Dios de Israel será nuestro Dios y El pueblo de Israel será nuestro pueblo, esto implica una asimilación a la cultura de la Toráh, a la cultura de Israel. Sus costumbres, creencias y leyes.  

La asimilación puede ser voluntaria o puede ser obligatoria como en el caso de los pueblos conquistados.  En este caso, nosotros hemos venido a la Toráh y al Dios de Israel a su pueblo de una forma voluntaria, nadie nos forzó,  hemos creído que este es el camino por el cual nos conectamos al Creador. Así como esta asimilación es voluntaria, voluntaria es también nuestra obediencia a la Toráh y sus mandamientos por los cuales viviremos (cosa que se nos olvida).

No solo hemos recibido esta bendición, el camino de Hashem y su Toráh sino que también hemos recibido RESPONSABILIDADES las cuales tenemos que llevar a cabo para honrar el nombre del Santo Bendito Es. Y una de ellas es El estudio de la Toráh. Está escrito en la Toráh: “Y les enseñarás a tus hijos y hablarás de ella cuando estés en tu casa, y cuando vayas en el camino, al acostarte y al levantarte”. El versículo  “y les enseñarás a tus hijos…” se refiere a palabras de Toráh, como dicen Nuestros Sabios: que estén las palabras de Toráh prestas en tu boca, a tal punto que si alguien te pregunte algo, no dudes al contestarle y le respondas al instante. Asimismo dice en la segunda parte: “le enseñarás a tus hijos y hablarás de ellas cuando estés en tu casa…”. Esto se refiere a las palabras de Toráh, así como dice en el Talmud (Berajot 13): “Enséñenle a sus hijos Torá, para que la sepan”. Esto significa que mientras nos sentamos en nuestra casa, o cuando andamos por el camino, no estamos exentos de estudiar, si tenemos la posibilidad de hacerlo.

 “El que va solo en el camino y posa su corazón en cuestiones vanas, corre peligro”. (Pirké Abot)  Los Sabios de Israel  dijeron en el tratado de Sanhedrín sobre el verso  “porque la palabra de Hashem despreció” que se trata de la persona que habiendo podido ocuparse de estudiar Torá, no lo hizo. Y no sólo aquella que no lo hizo en absoluto, sino aún aquella que en cada momento en que pudo ocuparse, no lo hizo. Esta persona debe sospechar que está transgrediendo lo indicado en este versículo, Dios nos libre.  Dicen también Talmud, (Shabat 31), que le preguntan a la persona en el momento del juicio celestial: “¿Asignaste momentos fijos para el estudio de Torá?”. Sin embargo, no por esto se libera el resto del tiempo que tiene ocioso, porque dice en el tratado de Peá  que la Torá “no tiene medida”. Por eso, fijar un tiempo es una obligación, aunque la persona tenga muchas ocupaciones orientadas a su manutención. La persona está obligada a encontrar un tiempo fijo de estudio que no sea anulado de ninguna manera. Sin embargo, si encuentra más tiempo, no debe exceptuarse de la obligación de estudiar, incluso cuando se le presente la oportunidad de hacer una Mitzvá, porque si ésta puede ser realizada por otros, él no debe interrumpir su estudio a fin de cumplirla.

Pero regresando a las palabras del Pirke Avot, “corre peligro” ¿a qué peligro se refiere?, el no tener prioridades bien establecidas, en este caso, es el estudio de la Toráh y la enseñanza de ellas puede traer muchas dificultades a la persona, el alejamiento de la espiritualidad es lo que lleva a fracasos matrimoniales, malos negocios, malas decisiones, todo en lo que el ser humano interactúa corre peligro.   Debemos saber, que la Supervisión del Creador es siempre para el bien eterno de cada hombre, para guiarlo al objetivo, al rango y a la buena y eterna finalidad para la que fue creado. El Creador sabe que tal persona no llegará a la corrección de su alma sin la específica realidad en la que se encuentra, con todas las muchas privaciones que tiene; y que aquella otra llegará a su meta justamente desde una realidad distinta de abundancia y de placeres, etc. Cada dato de la vida del hombre, sin excepción, está bajo una exacta Supervisión Individual, sin ningún error y no por azar, según lo que el hombre verdaderamente necesita para llegar a su meta y a su corrección espiritual.

Pero la comprensión de estos conceptos es inútil sin el estudio de la Toráh, como podremos resolver nuestros problemas si no tenemos el manual de vida. Esto similar a la persona que compro un aparato y dentro de la caja donde venia este, traía un manual de usuario, con todas las especificaciones sobre este aparato. Cuando el comprador de este quiso probarlo algo falló, inmediatamente llamo a servicio al cliente de la compañía que le había vendido el aparato y se quejo, diciendo que el aparato no serbia pues se había dañado en la primera prueba, la persona que lo atendía por teléfono hizo una pregunta: “¿usted reviso el manual?” – la respuesta del cliente molesto fue- “para que necesito de un manual, yo soy el dueño de este aparato, yo lo compre, no lo necesito”.

Muchas veces creemos que ahora estamos bien (aparentemente) no tomamos en cuenta la supervisión Divina y nos creemos dueños de nuestra vida, que no necesitamos la Toráh, ¿para qué?, es cuando el Creador envía esta privaciones, realidades distintas, para guiarlo, como dijimos, a la finalidad que fue creado. Es cuando vienen los sufrimientos, para su corrección espiritual. Somos dueños de nuestra vida, no necesitamos el manual de usuario, es allí donde “corre peligro”.

Cuán importante es el fortalecimiento espiritual mediante la Toráh, recordemos lo que dijeron los sabios  “el conocimiento evita el sufrimiento”. Nuestro trabajo es crecer espiritualmente mediante la Toráh, transmitir a nuestros hijos ese conocimiento para que ellos no cometan los mismos errores.  Dijo nuestro Santo Maestro:

“Escudriñad las Escrituras; porque a vosotros os parece que en ellas tenéis la vida eterna; y ellas son las que dan testimonio de mí;” (Juan 5:39)

No existe otra forma de lograr nuestros objetivos de vida que el estudio de la Toráh, no menospreciemos la Toráh no sea que cuando queramos hacer un mandamiento que se encuentra en ella, sea demasiado tarde, porque físicamente no podamos o porque hemos dejado de existir en este mundo físico. Aprovechemos cada momento para hablar de ella, pero, ¿Cómo podremos hablar de ella, si no la estudiamos? Está escrito por los profetas:

Porque nuestras rebeliones se han multiplicado delante de ti, Y nuestros pecados testifican contra nosotros; Porque nuestras rebeliones están presentes en nosotros. Y en cuanto a nuestras iniquidades, las conocemos: Hemos transgredido y negamos a YHVH; Volvimos la espalda a nuestro Dios, Concibiendo opresión y rebelión, Y urdiendo desde el corazón palabras de mentira. Por tanto, se ha hecho que el juicio recto se retire, Y la justicia se mantenga a lo lejos, Porque la verdad tropezó en la calle, Y la rectitud no pudo entrar. Más aún, la lealtad no se puede hallar, Pues el que trata de apartarse del mal, a sí mismo se hace presa. YHVH contempló con indignación que ya no existía la justicia.  Vio que no había nadie, Se asombró de que no hubo quien se interpusiera.  Por lo que su propio brazo le dio la victoria, Y su misma justicia lo sostuvo: Se vistió con la coraza de justicia, Y con yelmo de salvación en su cabeza; Se vistió con vestiduras de venganza, Y se cubrió de celo como de un manto. Is. 59: 12-17

Reflexión: ¿Cuál es tu prioridad?, " Él (Rabán Gamliel) solía decir: Haz Su voluntad como si fuera la tuya, para que Él haga tu voluntad como si fuera la Suya.  Anula tu voluntad ante la Suya, para que Él anule la voluntad de otros ante tu voluntad". (Pirke Avot). Debemos cumplir con las responsabilidades que implican este camino que decidimos seguir, para honra de Hashem.


Oshia Meir

Comentarios

Entradas populares