Respuesta a Pregunta

Respuesta a Pregunta
Parte I

Por Oshia Meir

Pregunta: ¿Ningún hombre puede Expiar Pecados? ¿Por qué Sacrificios humanos si Dios no lo Permite en la biblia?

Respuesta: Esta pregunta la responderemos en detalle basados en el libro ¿Por qué los Judíos no creen en Jesús? del profesor Dan Avraham Hayyim y los comentarios de Avdiel Ben Oved, Director del Centro de Estudios Natzratim Maor Baolam en su tratado La Historia de los Natzratim.

Esta es una pregunta frecuente de aquellas personas que están en contra de la Mesianidad de Iehoshua de Natzrat. Estas personas no hacen la diferencia entre el Jesús Romano, creado por la tradición cristiana, Ieshu del Judaísmo Y el Rabino Iehoshua de Natzrat. Por esta razón nos vemos en la necesidad de Aclara esta pregunta sobre la base de la Tora.

Iéshu y Jesús, deformaciones religiosas de un personaje histórico

Iehoshúa de Natzrát y su enseñanza han trascendido los siglos influyendo en todo el mundo como ningún otro hombre, esto pese a los casi dos mil años de su ausencia física, impactando no solo en su pueblo Israel, sino en el resto del mundo, de manera que los de las naciones han marcado una era que comienza con su nacimiento, según sus cálculos. Sin embargo, debido al escaso conocimiento e interés de muchos en la actualidad en escudriñar la verdad sobre este distinguido hombre, su persona ha sido vista de diferentes maneras en tiempos posteriores a su muerte, por lo tanto, es necesario tener claro que Iehoshúa de Natzrát no es lo mismo que el Jesús del Cristianismo ni el Iéshu del Judaísmo. Jesús es la segunda persona del dios trino del Cristianismo, un ser divino que visitó el planeta tierra hace cerca de dos mil años, manifestado a los seres humanos dentro de un pobre carpintero que vino a morir por sus criaturas, resucitó y se fue al cielo pero volverá para llevarse al cielo a su iglesia, la cual reemplaza a Israel, y los que no creyeron estarán una eternidad quemándose en el infierno. El Iéshu del Judaísmo es el mismo Jesús del Cristianismo visto a través de los lentes de un Judaísmo anti-cristiano, o sea si para el Cristianismo Jesús no tiene padre biológico para el Judaísmo la madre de Iéshu tuvo una relación fuera del matrimonio, si para el Cristianismo Jesús es dios entonces para el Judaísmo Iéshu era un blasfemo. El Iéshu del Judaísmo no es más que un falso mesías. Ninguno de estos dos personajes representa al histórico Iehoshúa de Natzrát. El Jesús del Cristianismo y el Iéshu del Judaísmo quizás tengan 1% de relación con el Iehoshúa histórico pero el 99% es un producto de las religiones. Por lo tanto si no se tiene claro este asunto, con dificultad se entenderá a Iehoshúa y su enseñanza.

Iehoshúa se muestra como lo que es, un ser humano que como todos los otros hijos de Israel, tiene una misión que cumplir –dejar ver la luz de la verdad al resto de las naciones–, no como un semi-dios que bajo del cielo, se muestra como un Jajam de Israel, no un filosofo de Grecia, como un Navi de Israel, no un profeta del mundo pagano; de manera que así como la enseñanza de los N’viím y los Jajamím de Israel, la enseñanza de Iehoshúa tienen el mismo mensaje de la Torá y los N’viím, por ello cuando le preguntaron: “Rabi, di cual es la mitzvá g’dolá de la Torá”, dijo: “Amarás al Eterno con todo tu corazón, con todo tu ser, y con toda tu fuerza . Esta es la primera [mitzvá]. La segunda es semejante a ella: Amarás a tu prójimo como a ti. Sobre estas dos mitzvót cuelgan toda la Torá y los N’viím". En todas estas cosas y muchas otras Iehoshúa aparentemente es igual a los demás sabios, pero a medida que vayamos profundizando en su vida y enseñanza, nos daremos cuenta de lo único que encontramos en él y en su enseñanza, ya que su vida no fue otra cosa que un espejo de su enseñanza, no hay distinción entre su persona y su enseñanza, toda su vida la dedicó y aún la dedica a ser un vivo ejemplo de su enseñanza.

Primera Evidencia

Vayikra (Levitico) 17:11-12
Porque la vida de la carne está en la sangre, y yo os la doy para hacer expiación (Kapara) en el altar por vuestras vidas, pues la expiación (Kapara) por la vida, con la sangre se hace. Por eso tengo dicho a los israelitas: "Ninguno de vosotros comerá sangre; ni tampoco coma sangre el forastero que reside en medio de vosotros."

Como podemos observar en el texto mencionado se afirma que la vida biológica de de toda creatura que respira sobre la tierra (excluye los animales acuáticos), se encuentra en la sangre. Por consiguiente al acto de derramar sangre de ese animal o persona significa que su vida escapa con ella. Si derramamos la sangre la vida se nos escapa la vida biológica (heb. Nefesh) que esta en la sangre.

Rashi unos de los más grandes intérpretes de la tora, explica este verso diciendo:

“Toda criatura depende de la sangre, por tanto, es la sangre la que hace expiación por la vida del hombre, una vida expía por otra vida”

Consecuentemente la razón por la cual Dios prohíbe la ingestión de la sangre se fundamente en el uso de Él mismo ha dado a la sangre en el sistema de los sacrificios expiatorios por el pecado, esto es, EL PRINCIPIO DE SUSTITUCION, por lo cual como dice Rashi, “una vida expía por otra vida”

La tora nos muestra que tanto en los pecados personales como los comunitarios, la persona o y representante (en este caso el Kohen) debían colocar sus manos sobre la víctima sustituta que habría de ser inmolada por expiación (Kapara) y confesar sobre su cabeza el pecado cometido. Cuando este animal sustituto e inocente moría, cargando tanto con el pecado del ofensor como con su culpabilidad, se consideraba legalmente como si fuera la muerte del pecador, completando así el ciclo de la expiación. Es decir, la sangre derramada del ofrecido es tomada como la sangre derramada del que ofrenda, y es evidente que un cambio de vida toma lugar: el animal recibe simbólicamente la vida del ofensor y es degollado.

Cuando la sangre del animal se derrama, cuenta como si se hubiera derramado la sangre del ofensor y se le acredita como si hubiera pagado con su propia vida, el precio del pecado cometido. Es solamente que otra criatura sufrió las consecuencias y de esta cuenta el pecador salvó su alma.

Es decir, que cuando un animal inocente se sacrificaba completamente a Dios. El ofensor estaba identificándose con él como si él mismo estuviera entregándose completamente a Dios en el altar de sacrificio para expiación de su pecado, sólo que un sustituto actuaba como su representante en este proceso.

Conclusión: primera evidencia: La Avoda (servicio) Sacrificial establecido por Dios se fundamenta en el principio de “Vida por Vida”

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