Respuesta a Pregunta Parte 3
Tercera Evidencia Biblica
Bamidbar 35:9-13; 25-28
Si una persona mataba a alguien por accidente tenía la posibilidad de huir a una de las seis ciudades de refugio, en hebreo “arei miklat”. Cuando alguien había matado a otro, uno de los familiares más cercanos al muerto tenía la autoridad de ser el “vengador de la sangre” del muerto, en hebreo “goel hadam” “redentor de la sangre”, para ejecutar la venganza de HaShem y derramar la sangre de aquel que había matado a su familiar, conforme a Génesis 9:6 donde está escrito:
“El que derrame sangre de hombre, por el hombre su sangre será derramada, porque a imagen de Elohim hizo Él al hombre.”
El Talmud enseña que en el caso de que el que había muerto no tuviera ningún familiar que pudiera ser el “goel hadam”, el Beit Din tenía la responsabilidad para proveer con uno. Este goel tenía la autoridad para matar al asesino en todo lugar donde lo encontrara. Pero si el tribunal juzgaba que el homicida había matado sin intención, el goel tenía prohibido vengarle dentro del área de la ciudad de refugio.
El que había huido a una ciudad de refugio tendría que estar fuera de su propia casa durante todo el tiempo en que permanecía con vida el Sumo Sacerdote que estaba en funciones cuando sucedió el accidente. Incluso el que ha matado a otra persona por medio de un accidente tiene que sufrir un tipo de castigo de cárcel. Esto nos enseña cuánto HaShem valora una vida humana. No obstante, este tipo de cárcel fue un lugar de santidad donde vivían los levitas, que dedicaban la mayor parte del tiempo al estudio de la Tora. Pero en el momento de la muerte del Sumo Sacerdote, la persona quedaba libre para volver a su propia casa y su propio terreno y el vengador de la sangre perdió su derecho de ejecutarle.
¿Qué pasaría si un asesino en primer grado, es decir, homicidio intencional, pensara en dar un rescate por la vida del asesinado?
Para no dar lugar a tales pensamientos, la Tora claramente niega esa posibilidad como está escrito:
“Y no tomaréis rescate por el alma de un asesino; del que es reo de muerte; pues de muerte morirá.” (Números 35:31)
Como en el caso también de un homicidio en segundo grado ¿se podría en este caso darse un rescate, dado que no hubo mala intención?
Como dijimos anteriormente el derramamiento de sangre del hombre es un asunto tan serio en la escritura, que aún cuando fuera un accidente no se podía dar rescate, como está escrito:
“Y no tomaréis rescate por el que ha huido a la ciudad de refugio para que vuelva y habite en la tierra antes de la muerte del sacerdote.” (Números 35:32)
Tanto en un caso como en el otro no había posibilidad de rescate. La única posibilidad de libertad aplicaba al homicida en segundo grado (es aquel que causaba muerte a su prójimo de forma accidental) pero no por medio de rescate alguno, sino solamente POR LA MUERTE DEL SUMO SACERDOTE, como está escrito:
“Y la congregación librará al homicida de la mano del vengador de sangre, y la congregación lo restaurará a la ciudad de refugio a la cual huyó; y vivirá en ella hasta la muerte del sumo sacerdote que fue ungido con óleo santo. "Pero si el homicida sale en cualquier tiempo de los límites de la ciudad de refugio a la cual pudo huir, y el vengador de sangre lo halla fuera de los límites de la ciudad de refugio, y el vengador de sangre mata al homicida, no será culpable de sangre, porque el homicida debió haber permanecido en la ciudad de refugio hasta la muerte del sumo sacerdote. Pero después de la muerte del sumo sacerdote, el homicida volverá a su tierra.” (Números 35:28-25)
La pregunta es entonces ¿Cómo es que la muerte del Sumo Sacerdote abría el camino para que el homicida sin intención pudiera salir en libertad y regresar sano y salvo a su heredad?
La respuesta es obvia, es Sumo Sacerdote era el representante de todo Israel. Pues este actuaba como mediador y presentaba las ofrendas a favor de los hijos de Israel. Es decir, entonces que la muerte del Sumo Sacerdote es vista como sustitutiva de la muerte del homicida que había matado sin intención, siendo esta de un valor expiatorio, aún cuando la ofensa fue cometida accidentalmente, esto es vista en la Mishna de la siguiente manera:
“¿No es el exilio del homicida no intencional lo que expía? No es el exilio el que expía, sino la muerte del Sumo Sacerdote” (Makot 2:6; 11b.)
Conclusión: La muerte del Sumo Sacerdote Obraba Expiación
Bamidbar 35:9-13; 25-28
Si una persona mataba a alguien por accidente tenía la posibilidad de huir a una de las seis ciudades de refugio, en hebreo “arei miklat”. Cuando alguien había matado a otro, uno de los familiares más cercanos al muerto tenía la autoridad de ser el “vengador de la sangre” del muerto, en hebreo “goel hadam” “redentor de la sangre”, para ejecutar la venganza de HaShem y derramar la sangre de aquel que había matado a su familiar, conforme a Génesis 9:6 donde está escrito:
“El que derrame sangre de hombre, por el hombre su sangre será derramada, porque a imagen de Elohim hizo Él al hombre.”
El Talmud enseña que en el caso de que el que había muerto no tuviera ningún familiar que pudiera ser el “goel hadam”, el Beit Din tenía la responsabilidad para proveer con uno. Este goel tenía la autoridad para matar al asesino en todo lugar donde lo encontrara. Pero si el tribunal juzgaba que el homicida había matado sin intención, el goel tenía prohibido vengarle dentro del área de la ciudad de refugio.
El que había huido a una ciudad de refugio tendría que estar fuera de su propia casa durante todo el tiempo en que permanecía con vida el Sumo Sacerdote que estaba en funciones cuando sucedió el accidente. Incluso el que ha matado a otra persona por medio de un accidente tiene que sufrir un tipo de castigo de cárcel. Esto nos enseña cuánto HaShem valora una vida humana. No obstante, este tipo de cárcel fue un lugar de santidad donde vivían los levitas, que dedicaban la mayor parte del tiempo al estudio de la Tora. Pero en el momento de la muerte del Sumo Sacerdote, la persona quedaba libre para volver a su propia casa y su propio terreno y el vengador de la sangre perdió su derecho de ejecutarle.
¿Qué pasaría si un asesino en primer grado, es decir, homicidio intencional, pensara en dar un rescate por la vida del asesinado?
Para no dar lugar a tales pensamientos, la Tora claramente niega esa posibilidad como está escrito:
“Y no tomaréis rescate por el alma de un asesino; del que es reo de muerte; pues de muerte morirá.” (Números 35:31)
Como en el caso también de un homicidio en segundo grado ¿se podría en este caso darse un rescate, dado que no hubo mala intención?
Como dijimos anteriormente el derramamiento de sangre del hombre es un asunto tan serio en la escritura, que aún cuando fuera un accidente no se podía dar rescate, como está escrito:
“Y no tomaréis rescate por el que ha huido a la ciudad de refugio para que vuelva y habite en la tierra antes de la muerte del sacerdote.” (Números 35:32)
Tanto en un caso como en el otro no había posibilidad de rescate. La única posibilidad de libertad aplicaba al homicida en segundo grado (es aquel que causaba muerte a su prójimo de forma accidental) pero no por medio de rescate alguno, sino solamente POR LA MUERTE DEL SUMO SACERDOTE, como está escrito:
“Y la congregación librará al homicida de la mano del vengador de sangre, y la congregación lo restaurará a la ciudad de refugio a la cual huyó; y vivirá en ella hasta la muerte del sumo sacerdote que fue ungido con óleo santo. "Pero si el homicida sale en cualquier tiempo de los límites de la ciudad de refugio a la cual pudo huir, y el vengador de sangre lo halla fuera de los límites de la ciudad de refugio, y el vengador de sangre mata al homicida, no será culpable de sangre, porque el homicida debió haber permanecido en la ciudad de refugio hasta la muerte del sumo sacerdote. Pero después de la muerte del sumo sacerdote, el homicida volverá a su tierra.” (Números 35:28-25)
La pregunta es entonces ¿Cómo es que la muerte del Sumo Sacerdote abría el camino para que el homicida sin intención pudiera salir en libertad y regresar sano y salvo a su heredad?
La respuesta es obvia, es Sumo Sacerdote era el representante de todo Israel. Pues este actuaba como mediador y presentaba las ofrendas a favor de los hijos de Israel. Es decir, entonces que la muerte del Sumo Sacerdote es vista como sustitutiva de la muerte del homicida que había matado sin intención, siendo esta de un valor expiatorio, aún cuando la ofensa fue cometida accidentalmente, esto es vista en la Mishna de la siguiente manera:
“¿No es el exilio del homicida no intencional lo que expía? No es el exilio el que expía, sino la muerte del Sumo Sacerdote” (Makot 2:6; 11b.)
Conclusión: La muerte del Sumo Sacerdote Obraba Expiación
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