PARASHA SEMANAL
Parashá 31 Emor
Levítico 21:1 – 24:23
Por Dr. S. K. Blad
Prohibida toda reproducción lucrativa.
Toda reproducción pública requiere el permiso por escrito del autor.
En toda reproducción está prohibido alterar el contenido y es obligatorio citar la fuente.
Levítico 21:1 – 24:23
Por Dr. S. K. Blad
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Aliyás de la Torá:
1. 21:1-15
2. 21:16 – 22:16
3. 22:17-33
4. 23:1-22
5. 23:23-32
6. 23:33-44
7. 24:1-23
8. Maftir: 24:21-23
Haftará: Ezequiel 44:15-31
Los Escritos Apostólicos: Mateo 22:1 – 24:51
Emor
Significa “habla”.
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Primera aliyá, 21:1-15
21:1 “HaShem dijo a Moshé: Habla a los sacerdotes, los hijos de Aharón, y diles: "Ninguno se contamine con persona (fallecida) entre su pueblo” – Después de haber hablado a todo el pueblo, ahora Moshé recibe la orden de hablar sólo con los sacerdotes. El pueblo en general necesita vivir en santidad, pero nos sacerdotes tienen la responsabilidad de vivir en un nivel de santidad superior al pueblo, porque tienen el derecho de estar más cerca de HaShem en el servicio del santuario. Como los mandamientos traen santidad, los sacerdotes tienen más mandamientos que el pueblo. En esta sección HaShem está dando instrucciones a los sacerdotes para que puedan mantenerse en su estado de santidad. Un sacerdote no puede tocar un cuerpo muerto. La palabra hebrea que ha sido traducida como “persona” es “nefesh”[1] que significa “alma”. En este caso la Torá llama un cadáver humano “alma”.
21:2 “salvo por su pariente más cercano (su esposa), su madre, su padre, su hijo, su hija o su hermano” – El sacerdote común sólo puede contaminarse por la muerte de siete tipos de familiares: esposa, madre, padre, hermano, hermana soltera, hijo e hija. Por estos debe guardar luto e interrumpir su servicio en el templo el día de su entierro.
Esta ley tiene una excepción llamada “met mitsvá”. Un “met mitsvá” es un cadáver que es encontrado en un lugar desértico o uno que ha muerto que no tiene parientes que se ocupen de su funeral. Cuando no hay otra persona que pueda realizar el entierro, el kohén debe hacerlo aunque se contamine. No obstante, no pierde su ministerio sacerdotal por eso.
Teniendo en cuenta estas normas es más fácil entender las reacciones del sacerdote y el levita en la parábola del buen samaritano, cf. Lucas 10:30-35. Ellos quizás no sabían si el hombre herido estaba vivo o muerto. Si el hombre estuviera muerto tenían que evitar el contacto con su cadáver para no contaminarse y perder su ministerio, según la Torá. Y como era un camino transitado no podía ser considerado un lugar desértico. Por esta razón no tendrían la responsabilidad de enterrarlo según la ley del “met mitsvá”.
Ahora, en el caso de que el hombre estuviera vivo, habría que ayudarle para salvarle. Parece que el sacerdote y el levita no estaban interesados en saber si el herido estaba vivo o muerto y eso ya fue una falta grave. Y en el caso de que supieran que el hombre estaba vivo, cometieron un delito grave por no ayudarle, según el mandamiento que vimos en Levítico 19:16b donde está escrito:
“No te quedarás quieto ante la sangre de tu prójimo.”
21:3 “o por su hermana virgen, que está cerca de él, por no haber tenido marido; por ella puede contaminarse” – Cuando la hermana se haya casado, el sacerdote ya no tiene el derecho de tocar su cadáver o asistir a su entierro. El mandamiento de mantenerse alejado de todo otro cadáver se sigue guardando hoy en día entre los varones descendientes de los sacerdotes en el pueblo judío. Un varón kohén no puede tocar un cadáver o permanecer bajo un mismo techo con uno de ellos. Este mandamiento no aplica a las mujeres hijas de los sacerdotes.
Uno de los talmides del Rebe Yeshúa, Yojanán, era conocido del sumo sacerdote, como está escrito en Juan 18:15:
“Y Shimón Kefa seguía a Yeshúa, y también otro discípulo. Este discípulo era conocido del sumo sacerdote, y entró con Yeshúa al patio del sumo sacerdote”
Parece que este Yojanán era de una familia sacerdotal. Y esta sería la razón por la que no quiso entrar en el sepulcro de Yeshua y contaminarse, como está escrito en Juan 20:4-5:
“Los dos corrían juntos, pero el otro discípulo corrió más aprisa que Kefa, y llegó primero al sepulcro; e inclinándose para mirar adentro, ve las envolturas de lino puestas allí, pero no entró.”
21:4 “No se contaminará como pariente por matrimonio entre su pueblo, pues se profanaría.” – Según Rashí, esto significa que un sacerdote no puede contaminarse por el cadáver de una esposa no apta para él, mientras que ella esté “entre su pueblo”, es decir, si ella tiene conocidos que puedan enterrarla, porque él profanaría su status de kohén. En el caso de que ella no estuviera “entre su pueblo”, sería un “met mitsvá”, y en tal caso el sacerdote no perdería su sacerdocio a la hora de sepultarla. Los hijos de una unión entre un sacerdote y una mujer no permitida para él no tienen el status sacerdotal y no podrán comer de las cosas consagradas.
21:6 “Serán santos a su Elohim y no profanarán el nombre de su Elohim, porque presentarán las ofrendas encendidas a HaShem, el pan de su Elohim; por tanto, serán santos.” – Elohim no necesita los sacrificios para alimentarse. ¿Entonces qué que tipo de alimento puede constituir los sacrificios? Alimentan la relación entre HaShem y su pueblo.
21:2 “salvo por su pariente más cercano (su esposa), su madre, su padre, su hijo, su hija o su hermano” – El sacerdote común sólo puede contaminarse por la muerte de siete tipos de familiares: esposa, madre, padre, hermano, hermana soltera, hijo e hija. Por estos debe guardar luto e interrumpir su servicio en el templo el día de su entierro.
Esta ley tiene una excepción llamada “met mitsvá”. Un “met mitsvá” es un cadáver que es encontrado en un lugar desértico o uno que ha muerto que no tiene parientes que se ocupen de su funeral. Cuando no hay otra persona que pueda realizar el entierro, el kohén debe hacerlo aunque se contamine. No obstante, no pierde su ministerio sacerdotal por eso.
Teniendo en cuenta estas normas es más fácil entender las reacciones del sacerdote y el levita en la parábola del buen samaritano, cf. Lucas 10:30-35. Ellos quizás no sabían si el hombre herido estaba vivo o muerto. Si el hombre estuviera muerto tenían que evitar el contacto con su cadáver para no contaminarse y perder su ministerio, según la Torá. Y como era un camino transitado no podía ser considerado un lugar desértico. Por esta razón no tendrían la responsabilidad de enterrarlo según la ley del “met mitsvá”.
Ahora, en el caso de que el hombre estuviera vivo, habría que ayudarle para salvarle. Parece que el sacerdote y el levita no estaban interesados en saber si el herido estaba vivo o muerto y eso ya fue una falta grave. Y en el caso de que supieran que el hombre estaba vivo, cometieron un delito grave por no ayudarle, según el mandamiento que vimos en Levítico 19:16b donde está escrito:
“No te quedarás quieto ante la sangre de tu prójimo.”
21:3 “o por su hermana virgen, que está cerca de él, por no haber tenido marido; por ella puede contaminarse” – Cuando la hermana se haya casado, el sacerdote ya no tiene el derecho de tocar su cadáver o asistir a su entierro. El mandamiento de mantenerse alejado de todo otro cadáver se sigue guardando hoy en día entre los varones descendientes de los sacerdotes en el pueblo judío. Un varón kohén no puede tocar un cadáver o permanecer bajo un mismo techo con uno de ellos. Este mandamiento no aplica a las mujeres hijas de los sacerdotes.
Uno de los talmides del Rebe Yeshúa, Yojanán, era conocido del sumo sacerdote, como está escrito en Juan 18:15:
“Y Shimón Kefa seguía a Yeshúa, y también otro discípulo. Este discípulo era conocido del sumo sacerdote, y entró con Yeshúa al patio del sumo sacerdote”
Parece que este Yojanán era de una familia sacerdotal. Y esta sería la razón por la que no quiso entrar en el sepulcro de Yeshua y contaminarse, como está escrito en Juan 20:4-5:
“Los dos corrían juntos, pero el otro discípulo corrió más aprisa que Kefa, y llegó primero al sepulcro; e inclinándose para mirar adentro, ve las envolturas de lino puestas allí, pero no entró.”
21:4 “No se contaminará como pariente por matrimonio entre su pueblo, pues se profanaría.” – Según Rashí, esto significa que un sacerdote no puede contaminarse por el cadáver de una esposa no apta para él, mientras que ella esté “entre su pueblo”, es decir, si ella tiene conocidos que puedan enterrarla, porque él profanaría su status de kohén. En el caso de que ella no estuviera “entre su pueblo”, sería un “met mitsvá”, y en tal caso el sacerdote no perdería su sacerdocio a la hora de sepultarla. Los hijos de una unión entre un sacerdote y una mujer no permitida para él no tienen el status sacerdotal y no podrán comer de las cosas consagradas.
21:6 “Serán santos a su Elohim y no profanarán el nombre de su Elohim, porque presentarán las ofrendas encendidas a HaShem, el pan de su Elohim; por tanto, serán santos.” – Elohim no necesita los sacrificios para alimentarse. ¿Entonces qué que tipo de alimento puede constituir los sacrificios? Alimentan la relación entre HaShem y su pueblo.
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