Editorial Semanal


Pesaj un avanzar

En Pésaj, celebramos la gran transformación de nuestra historia como pueblo. Estábamos varados en un lugar estrecho y sin esperanza (Egipto, en hebreo, Mitzraim, significa también ‘lugar angosto’ ‘limitación’) y Dios nos sacó y expandió nuestras ideas de lo que era posible en nuestro futuro. Dejamos atrás la esclavitud y comenzamos un nuevo capítulo como una nación libre. En el desierto, no podíamos quedarnos en un solo lugar, ni físico ni espiritual. Teníamos que avanzar.
Es por eso que como comunidad tenemos que avanzar, hacerlo rápido, sin cuestionamientos y sin pensar en su propio beneficio sino el beneficio colectivo, eso no hacer diferentes a los demás pueblos, los judíos en Egipto tuvieron que salir tan rápido que su pan no tuvo tiempo para leudar. La matzá que llevaron con ellos simboliza su entusiasmo y velocidad, un fuerte compromiso para comenzar una nueva travesía.

Este avance debe hacerse bajo estas premisas:

1. Cambia tu modo de pensar (Rom 12:2)

La actitud es la energía de nuestras acciones y el miedo nuestro freno de mano, aquel que accionamos en caso de emergencia y que no nos permite avanzar. El miedo suele aparecer sin permiso, encendiendo una luz roja en nuestra mente y proyectando peligros donde quizás solo hay imágenes fantásticas, nada real. Este freno nos aleja de nuestras metas y de lo que queremos conseguir. Construye un muro que nos impide lograr lo que nos entusiasma. La mente tiene la capacidad de paralizarnos con absurdos pensamientos negativos por supervivencia, para que no nos enfrentemos a nuevas situaciones que pueden terminar en caída.
Piensa que todos, absolutamente todos, han sentido o sienten miedo a lo desconocido pero nadie consiguió nada debajo de una manta o mirando la vida tras una ventana. Si has decido Amar al Eterno y su Toráh debes avanzar en este camino y eso te hará sentir vivo y tomar caminos difíciles desde una actitud positiva, es clave para el éxito en tu vida espiritual y material.

2. Entorno adecuado (Hechos 4:32-36)

Las personas con las que te rodees influenciarán en tu proceso de salir de Mitzraim de una forma favorable o desfavorable. Por ejemplo si te propones hacer ejercicio y es amigo con disciplina se alía a tu plan, te resultará más fácil y rápido avanzar que con un compañero que no mueva ni una pestaña. Tu entorno debe ser positivo, con motivación y ganas de avanzar. La energía negativa pesa mucho y se suele trasmitir con la velocidad de la luz por eso hay que intentar alejarse de lo que no suma, de los llamados vampiros energéticos. Además si cuentas con ejemplos cercanos de personas espiritualmente luchadoras que han conseguido sus objetivos, su experiencia te servirá como guía o modelo para seguir su ejemplo.

Así sí aspirar a un cambio en tu vida, saliendo de Mitzraim y sigues con el mismo entorno tus resultados serán muy parecidos a los pasados (esclavo). No hay que infravalorar el efecto que puede tener una amistad negativa. Su impacto puede ser lo suficientemente fuerte como para que falles en tus propósitos. Sea cual sea tu entorno debes entender que tienes la posibilidad de marcar la diferencia y dejar huella.

Por eso cuando no cambias tu manera de pensar y tu entorno, no avanzas, te conviertes en el ancla de muchas personas, rompes la armonía universal, pues cada individuo tiene una función irremplazable dentro del “órgano” al cual pertenece. Los conflictos entre la comunidad son similares a un cuerpo enfermo, mi falta de compromiso con la comunidad, mi egoísmo, mi deseo de recibir, hace que actué en contra de la ecología espiritual es decir en el caso particular de las fiestas, en contra de los mandamientos que HaKadosh Barúj Hú dejo en las santas convocaciones. Soy responsable de no dejar Avanzar a los demás, cada comunidad aporta de acuerdo a su naturaleza y vocación, de esa forma comparte todo y se unifica en torno a un objetivo común: SALIR DE EGIPTO, el bienestar de mi prójimo. Solo así podrá surgir el bien que conduce a la armonía universal y al propósito de conmemoración de Pesaj.

La libertad por la cual continuamos agradeciéndole a Dios hasta el día de hoy, es la capacidad de avanzar sin esperar las condiciones “perfectas”. La capacidad de correr. De crecer. De progresar. De cambiar nuestras historias y de ver nuestras vidas como las intrépidas aventuras que realmente son.

Oshia Meir 

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