Respuesta a Pregunta Sobre las Iglesias que Menciona Apocalipsis

Respuesta a Pregunta Sobre las Iglesias que Menciona Apocalipsis
Por Oshia Meir Simja
Parte I

Introducción


Es importante antes de iniciar a responder esta pregunta que dilucidemos algunos conceptos que si bien nunca se han enseñado en la tradición cristiana son muy importantes, los cuales nos harán comprender mejor este tipo de escritos, dejando por un lado los prejuicios leamos con detenimiento estos datos a manera de introducción, iniciaremos a responder.

Contexto Histórico

En su libro Los Apocalipsis el profesor Antonio Piñero catedrático de filología Griega de la Universidad Complutense de Madrid y especialista en lengua literaria, escribe que existen 45 textos apocalípticos apócrifos judíos, cristianos y gnósticos. Es claro que esta idea para muchos es un poco difícil de digerir, sin embargo la evidencia histórica es clara.

Estos textos fueron escritos en un periodo de seiscientos años, entre la mitad del siglo III a. de E.C. y los siglos III/IV d. de E.C. Existen un poco mas pero son más tardíos, a partir del siglo VI o VII d. de E.C. y tienen menor interés. Es normal que la gente piense que solo existe un escrito de esta clase, que lleva el nombre de Juan, El Apocalipsis por excelencia, el libro que cierra la colección de textos que la tradición cristiana llama Nuevo Testamento. Resulta interesante, sin embargo que el judaísmo y el “cristianismo primitivo” nos han legado muchos más escritos de este género, que son muy interesantes para conocer la idea sobre el final de los tiempos y las expectativas de futuro que albergan tanto judíos como cristianos, dado que a partir del surgimiento del cristianismo como religión, estas ideas –o al menos muchas de ellas- están muy enraizadas en su mente hasta hoy día.

Terminología

ἀποκάλυψις
apokálupsis
Revelación:- revelación, manifestación, manifestar, descubrir

שְׁכַח
shekákj
(caldeo); correspondiente a mediante la idea de revelar o quitar la cubierta de una cosa cubierta u olvidada; descubrir (literalmente o figurativamente):- hallar.

Es un vocablo griego que se utilizaba ya antes de la era cristiana y que tenía sentido de descubrir, por ejemplo el cuerpo la cabeza, “Quitar un velo” o “Desvelar” algún misterio o secreto. Pero su aparición, su utilización solemne, casi como un titulo, en Apocalipsis o Revelación de Juan (La revelación de Jesucristo, que Dios le dio, para mostrar a sus siervos las cosas que deben suceder pronto; y la dio a conocer), hizo que desde ese momento se denominara así a otros libros que contenían develaciones o misterios, sobre lo referido a los tiempos del Fin. De la misma manera se designó también como “Apocalíptica” al género literario de los libros que trataban de alguna forma este tema y revelaban los secretos análogos, como la suerte de los justos en el más allá.

Género Literario
Siguiendo el orden de Ideas, no es tan fácil caracterizar este tipo de libros ni hacer un repertorio de ellos, porque algunas veces son tan variados en forma y pensamiento. Podemos tener en nuestras manos un libro que su tema general no sea sobre la “Apocalíptica” pero que incluya ciertas partes en su contenido con relación a esta temática. Por esta razón los estudiosos del tema prefieren hablar de un “género Literario amplio” la apocalíptica, que se caracteriza, en primer lugar por ciertos rasgos estilísticos o características literarias comunes:

a. Los apocalipsis son literatura de revelación, normalmente para un grupo restringido.
b. Los apocalipsis ocultan normalmente el nombre del Autor.
c. El Autor es un Visionario (profeta) Los secretos que desvela a su público los ha recibido de Dios por medio de una Visión, sueño inspirado, un Viaje celeste, un éxtasis del alma que se ve arrebatada a los cielos.
d. Estas visiones se expresan en un lenguaje especifico, en forma de largos discursos o bien un dialogo entre el ser humano y el revelador divino.
e. En Muchos casos interviene un ángel o un ser celeste que acompaña al vidente en su viaje.
f. El contenido de la visión o el tema se relaciona de algún modo con la raza humana o con el fin del los tiempos, principalmente de la historia de Israel.

El porqué de los Escritos Apocalípticos

Estos escritos están íntimamente relacionados con la historia de Israel y los deseos de liberación de la opresión que los extranjeros ejercían hacia este pueblo. Esta idea se fue formando en el pueblo en general y en especial en algunos grupos de piadosos (Jasidicos) que se destacaban de entre el pueblo por su conocimiento de la Tora y su observancia. La apocalíptica tiene pues que ver con las esperanzas nacionales de salvación y con el concepto de “Mesianismo” que poco a poco se va generando en Israel – en especial a partir del siglo III y II a. de .E.C. y que luego heredarán los cristianos.

Afirmar entonces que la apocalíptica está separada de Israel, es una burla a la historia y al conocimiento, dado que sin Israel no podría existir este género. Consecuentemente aquellas personas que pretenden a través de estos textos influir temor, miedo, lo hacen bajo el fundamento de un desconocimiento y de intereses personales, engañando a muchos con la idea de destrucción y del Infierno.

La Apocalíptica desde la perspectiva Hebrea

Aunque la autoría muchos de estos textos se les atribuyen a judíos piadosos, los expertos han creído ver influencias del pensamiento religioso de fuera de Israel. Algo aparentemente extraño pero es así. Ideas sobre la inmortalidad del alma, la existencia de otra vida, la resurrección y los premios y castigos en un mundo no situado en la tierra no son ideas judías originarias y no existían en el pueblo israelita en el siglo V a. de E.C., eran productos de la religiosidad y de la mística griega de hacía siglos que se extendieron fuera de Grecia y que habían sido asimilados por el judaísmo desde la época de la invasión del pensamiento helénico en tiempo de Alejandro Magno. No cabe duda que la influencia Helénica fue grande.

Existen dos formas de cómo poder abordar este libro desde la perspectiva hebrea:

-interpretación sobre el plano natural (o plano literal llamado en hebreo Peshat)
-Interpretación sobre el plano de Midrash (es decir plano espiritual, mística)

En este estudio abordaremos solamente la interpretación del plano natural.

Apocalipsis Judíos

La salvación de la literatura apocalíptica en general se debe al cristianismo, en cuyas biblias aparecían estas obras. El canon hebreo las rechazó y lo mismo hizo el canon cristiano cuando fue establecido:

Los Libros de Henoc. Toman como personaje a Henoc (Génesis 5,24), quien trató con Dios antes de ser arrebatado a los cielos. El libro etiópico de Henoc se conservó en la Biblia etiópica, que lo consideró como sagrado. Fue escrito en hebreo o arameo entre los siglo II y I a. de E- C. y la versión etiópica se realizó a partir de la traducción griega. El libro eslavo de Henoc o libro de los secretos de Henoc fue escrito en griego en el siglo I de la era cristiana por un judío o judeocristiano palestino y se ha conservado en lengua eslava. El patriarca realiza un viaje por los siete cielos y recibe una serie de revelaciones.

El Libro de los Jubileos. Escrito hacia el 100 a. C. Tiene una presentación cronológica, pues divide en "jubileos" (períodos de 49 años) los acontecimientos relatados desde el Génesis hasta el capítulo 12 del Éxodo. Cada jubileo se divide en 7 series de 7 años, y cada año tiene 364 días. Comenta gran parte del Génesis y pasajes del Éxodo. El propósito es establecer un calendario jubilar para la observancia de las fiestas religiosas y los días consagrados.

Salmos de Salomón. Son 18 himnos parecidos a los salmos canónicos conservados en varios manuscritos de la biblia griega. Se escribieron en hebreo, pero sólo se conserva la traducción griega y una siríaca. Fueron canónicos durante mucho tiempo para muchas iglesias cristianas. Se compusieron aproximadamente entre 68 y 40 a. de e. C.

Testamentos de los doce Patriarcas. Son doce discursos dirigidos a sus descendientes por los hijos de Jacob. Nos ha llegado la versión griega, pero parece que el original era hebreo o arameo. Se trata de una obra judía precristiana con interpolaciones cristianas, aunque hay quien ha propuesto un origen esenio. Se debió componer entre 130 y 63 a. de E.C. En cada testamento hay una introducción a la vida del patriarca, lecciones morales basadas en su vida y una breve conclusión mesiánica y apocalíptica.

Oráculos sibilinos. El personaje pagano de la sibila pasa a los judíos de cultura helenística, quienes sustituyen por ella a personajes proféticos tradicionales como Moisés. Ya en el siglo II a. C. utilizaron el género sibilino como medio de propaganda. Poseemos doce libros de estas colecciones de oráculos. Los únicos de origen judío, aunque con retoques cristianos, son los libros II, IV, V. La fecha probable de composición es hacia la mitad del siglo I a.E. C.

Asunción o Testamento de Moisés. En origen debieron existir por separado el Testamento de Moisés y la Asunción de Moisés. La obra contiene una profecía de tipo apocalíptico: Moisés la habría redactado para Josué y nos cuenta la historia del pueblo elegido y su entrada en Canaán al final de los tiempos. Se compuso entre el 3 a. E.C. y el 30 d. E.C.; es, por tanto, contemporánea de Jesús y refleja la esperanza del pueblo judío. Se debió redactar en hebreo o arameo y se nos conserva en la traducción latina, hecha a partir de la griega.

Apocalipsis siríaco de Baruc o Libro II de Baruc. Se conserva en siríaco, aunque el original debió ser hebreo o arameo. El protagonista es Baruc, confidente de Jeremías. Se debió componer entre 75 y 100 d. de E.C. Gira en torno a la pregunta de por qué sufre el pueblo de Dios y sus enemigos prosperan. Dios revela a Baruc que el mundo futuro estará reservado a los justos. La llegada de la era mesiánica estará precedida de desastres.

Libro IV de Esdrás. Es la obra judía no bíblica que más difusión alcanzó y la más usada por los primitivos cristianos. Bajo el nombre de Esdras se compusieron más obras, pero ésta es la más importante. Se debió componer en los últimos años del I d. E.C. El templo de Jerusalén destruido ocupa un lugar preeminente en este apocalipsis de siete visiones. Éste es el motivo por el que se escoge a Esdras, quien vivió tras la destrucción de Jerusalén por los caldeos (587 a. de E.C.). El original fue hebreo o arameo y tenemos varias traducciones, entre las cuales están la griega y la latina; ésta última la incluyen algunas ediciones de la Vulgata.

Las 7 Iglesias del Apocalipsis
“Yo estuve por inspiración en el Día de Yhwh y oí detrás de mí una gran voz como de trompeta, que decía: “Escribe en un libro lo que veas, y envíalo a las siete comunidades: a Efeso, a Esmirna, a Pérgamo, a Tiatira, a Sardis, a Filadelfia y a Laodicea”.”

“Escribe al ángel de la iglesia en Efeso: El que tiene las siete estrellas en su diestra, el que anda en medio de los siete candeleros de oro, dice esto:”

El texto inicia con la palabra “escribe al ángel de la Iglesia” (esto es la comunidad), la palabra hebrea que se utiliza en esta frase es “Malaj” מַלְאָךְ de una raíz Despachar como delegado; mensajero; espec. de Dios, i.e. ángel (también profeta, sacerdote o maestro):- embajador, enviado, mediador, mensajero, ángel. En griego ἄγγελος ángelos de ἀνγέλλω angélo (traer nuevas); mensajero; especialmente «ángel»; por implicación pastor:- mensajero, ángel.

En el caso de la palabra hebrea Malaj comparte la raíz con la palabra Melaja, una labor, Malaj en sí mismo no denota ser un ente divino de otra dimensión, el Termino en sí mismo no tiene esta connotación es por ello que este término es usado en los escritos de la tradición de Israel aplicado tanto a seres humanos como a seres de otra dimensión, es decir, lo que llamamos Malaje Ha Shamayim, por ejemplo en el anuncio del nacimiento de Itzjak y Shimshom. También vemos como este término es utilizado para referirse a un emisario o mensajero humano pero que tiene una misión, o llevar a cabo un tipo de trabajo. Recordemos el caso cuando Iaacov fue a encontrarse con Esav, Obviamente estos no fueron Malaje Ha Shamayim, si no seres humanos encomendados a realizar una función de mensajeros con encargo. Moshe envió mensajeros al rey de Edom.

Notemos que el Malaj de YHWH, ángel del Eterno, es usado este título para personas también y no solamente a seres espirituales, incluye el titulo Malaj Elohim, en el libro de Ageo 1:13, Moshe es llamado Malaj de YHWH, esto según lo interpreta en Éxodo 23:20 (II Cro 36: 15-16)

Ahora determinemos entonces que tipo de mensajero nos habla el texto que nos ocupa, entendiendo que los Malaje Ha Shamayim son intervenciones divinas en nuestro mundo físico con el objetivo de asistir a los seres humanos con el propósito de hacer la voluntad Divina, también aprendemos que los Malajim son una manifestación del creador en nuestro mundo. Pero en este caso está hablando de Obispo, representante de los apóstoles, por lo tanto este titulo dado en el capitulo 2 del libro de apocalipsis es a un hombre con un proposito o una tarea especifica.

Es muy probable que el escritor del apocalipsis sea de la región de las comunidades a las cuales hace referencia, dado que están relativamente cerca una de la otra, y esto lo suponemos debido al hecho que se encontraba preso o exiliado en la Isla de patmos, que esta frente al este territorio en las Islas de Grecia veamos el mapa:


La tradición cristiana atribuye al apóstol Juan el hijo de Zebedeo, el mismo que compuso él (según ellos) el cuarto evangelio. Pero tales atribuciones son imposibles por razones de cronología – El apóstol Juan murió mártir en la persecución desatada en el 44 a. de E.C. por el Rey Agripa I -, de estilo de pensamiento teológico divergente. Por esta razón, los autores del Juan y del Apocalipsis son también distintos entre sí.

Las ciudades de las siete iglesias de Apocalipsis 2 y 3 están relativamente cerca una de la otra. Si se las visita en el orden en que aparecen los mensajes, la distancia nunca supera 100 km entre una y otra. Se puede perfectamente seguir hoy esta ruta. La distancia entre Pérgamo, la iglesia más al norte, y Laodicea, la que está más al sur, es de algo más de 200 km en línea recta. Ver el mapa. Desde los tiempos más antiguos han existido caminos transitables para comunicar las siete ciudades, y durante el período persa se construyeron excelentes rutas, según lo atestiguan autores clásicos. Los romanos, que eran conocidos durante toda la antigüedad como grandes constructores de caminos, también mejoraron y extendieron el sistema de rutas que ya existía. Por lo tanto, eran comparativamente buenas las condiciones para viajar entre las siete iglesias durante el período apostólico. Pero después de la caída del Imperio Romano los caminos fueron descuidados. Los viajeros se han quejado durante siglos por las malas condiciones de las carreteras del Asia Menor, lo que hacía que los viajes fueran sumamente difíciles y cansadores. Hoy en día las rutas y las comodidades de viaje son excelentes.
Después de que los apóstoles y otros misioneros establecieron un firme fundamento en el siglo I d. C., el Asia Menor se convirtió en un baluarte del cristianismo Primitivo durante muchos siglos. Algunos famosos padres de la iglesia fueron oriundos del Asia Menor, y allí se celebraron varios importantes concilios eclesiásticos. Sin embargo, el cristianismo oriental gradualmente perdió su vigor espiritual, con el resultado de que no pudo resistir los decididos ataques de diversos invasores no cristianos, quienes de tanto en tanto penetraron en el Asia Menor durante la Edad Media y finalmente se apoderaron de toda esa región en forma permanente. Los últimos de ellos fueron los turcos, que no sólo ocuparon el territorio sino que, como musulmanes, erradicaron en forma tan completa el cristianismo que, aunque se pueden encontrar ruinas de iglesias cristianas en la mayoría de las ciudades, sólo hay unos pocos santuarios cristianos que aún están en uso hoy día.

El apocalipsis se divide en dos grandes partes, precedidas por un prologo (1:1-11), la primera describe el presente; capítulos 2-3. La segunda parte (4-22) presenta lo que ocurrirá al final de los tiempo, el futuro próximo inmediato “Así que, escribe las cosas que has visto, y las que están sucediendo, y las que van a suceder después de éstas.” (1:19)


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